Aspectos psicológicos relacionados con la obesidad y el sobrepeso

Aspectos psicológicos relacionados con la obesidad y el sobrepeso

La obesidad es un problema de salud importante en los países desarrollados. Según datos de la OMS, la obesidad se ha duplicado en los últimos treinta años hasta el punto de que en 2014 el 39% de las personas mayores de 18 años tenían sobrepeso, mientras que el 13% eran obesas.

En España se calcula que el 17% de la población padece obesidad; si hablamos de sobrepeso, las cifras aumentan hasta el 40%.

Estos datos son alarmantes si tenemos en cuenta que no estamos ante un problema estético, sino que la obesidad aumenta el riesgo de padecer diabetes, osteoartritis y enfermedades cardiovasculares. También se ha asociado al desarrollo de algunos tipos de cáncer.

Las causas de la obesidad parecen ser multifactoriales, influyendo en su desarrollo factores genéticos, metabólicos, ambientales, sociales y psicológicos.

Hasta hace poco tiempo, los factores psicológicos relacionados con la obesidad y el sobrepeso han pasado desapercibidos para la comunidad médica, y aún ahora muchos tratamientos no cuentan con el asesoramiento psicológico adecuado. Esto es un error porque, más allá de los factores etiológicos de la obesidad, sabemos que llevar a cabo una dieta de adelgazamiento es en sí mismo un factor estresante. Lo que podría explicar la alta tasa de fracaso a la hora de alcanzar y mantener un peso saludable.

El objetivo de este artículo es dar a conocer algunos de los factores psicológicos asociados a la obesidad, sin que ello implique que estos sean el origen de la misma, pues como hemos dicho anteriormente la etiología de la obesidad es multifactorial.

Durante años distintos estudios han tratado de encontrar, sin éxito, una “personalidad del obeso”. Las personas obesas tienen perfiles de personalidad muy dispares, sin embargo sí son más propensos a sufrir depresión y ansiedad. Dado el rechazo social al que se enfrentan, es difícil determinar si se trata de la causa o la consecuencia del sobrepeso.

Sí se han encontrado rasgos de personalidad adictiva en personas que han llegado a la obesidad a través del denominado “trastorno por atracón”, que está considerado un trastorno de salud mental y como tal aparece en el DSMV. Es importante destacar que la mayoría de las personas que padecen obesidad no presentan trastorno por atracón y que la obesidad no se considera un trastorno de salud mental.

Sin embargo, sabemos que en algunas personas las causas del sobrepeso pueden estar fuertemente ligadas a cuestiones emocionales.

Hilde Bruch expone en su obra ‘Eating desorders’ la dificultad que presentan algunas personas obesas para diferenciar sensaciones de hambre y saciedad, así como para identificar sus emociones. La psicoanalista alemana propone que esta dificultad tiene su origen en la relación temprana con la madre. Bruch describe madres con fallos en la empatía, incapaces de saber qué le pasa a su hijo cuando llora: si tiene hambre, frío, sueño, dolor, etc. Se trata de madres que calman cualquier molestia a través de la alimentación por lo que la persona va creciendo sin distinguir qué es lo que le produce malestar y aprendiendo que la comida es la respuesta adecuada para aliviarlo. Son personas que comen cuando se “sienten mal” y a menudo no saben determinar si ese “sentirse mal” es tristeza, ansiedad, estrés, ira, culpa, cansancio, etc. Como no se identifica la causa del malestar, es difícil solucionarlo, por lo que cada vez se come más y más. A su vez, el estigma asociado a la obesidad produce un nuevo malestar que de nuevo se combate comiendo.

Las relaciones familiares juegan un papel muy importante en la ganancia o pérdida de peso. No sólo en la construcción de los hábitos alimenticios, sino también de una manera simbólica. Por ejemplo, se da el caso de madres o padres que animan a sus hijos a ganar peso e impiden que lo pierdan por miedo a que este les abandone y quedarse solos. Lo hacen de manera inconsciente, crían a un hijo obeso con la esperanza de que tenga menos oportunidades de encontrar una pareja que lo aleje del hogar para comenzar su propia vida. Además, esperan que el rechazo social que sufrirá el niño les dé la oportunidad de establecer un lazo más estrecho con él, pues es el padre o la madre el único capaz de comprenderle y consolarle. Para llegar a este punto no sólo se cocinan comidas con un alto nivel calórico sino que se les repite que su cuerpo no importa, que la gente debe quererles por cómo son por dentro. Esto último desconecta a la persona de su cuerpo, lo que hace aún más difícil tomar conciencia de la situación. El mensaje que se transmite de inconsciente a inconsciente es que adelgazar es una traición, un abandono, por lo que la pérdida de peso produce culpa.

Algo similar puede ocurrir en las relaciones de pareja. Cuando uno de los dos miembros se siente inferior puede querer sabotear el intento de perder peso del otro, por miedo a que si se vuelve físicamente más atractivo o gana en autoconfianza le abandone.

Algunas personas llegan a la obesidad como un mecanismo de defensa ante el miedo que les producen las relaciones de intimidad con otro ser humano. En este proceso a veces se suman otras variables como la construcción de la identidad en torno a factores únicamente intelectuales (de nuevo aparece la desconexión mente-cuerpo). Un ejemplo es el de mujeres que han desarrollado una carrera profesional brillante en un mundo de hombres. El exceso de kilos ha borrado las curvas de su cuerpo y el rastro de su identidad femenina, lo que les hace sentirse más cómodas entre sus colegas. Cuando por motivos de salud intentan adelgazar, uno de los impedimentos que se presentan es el miedo al cambio. El cambio corporal amenaza su identidad y favorece la aparición de situaciones que han querido evitar como el encuentro íntimo con otras personas, lo que está asociado a una enorme angustia.

Como el lector habrá podido comprobar, existen multitud de casos en los que el sobrepeso y la obesidad están asociados a aspectos emocionales que si no se manejan adecuadamente con ayuda profesional, darán al traste con las dietas. La psicoterapia es un tratamiento coadyuvante en el tratamiento contra el sobrepeso y la obesidad.

 

Esta publicación ha sido elaborada por Celia Arroyo y publicada en Instituto Palacios de Salud de la Mujer.

 


 Foto: (CC BY 2.0) – Natesh Ramasamy – Munch It!!!

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